5 de enero del 2019, nuestro primer y mítico viaje urbex a Portugal, era mediodía, nos dirigimos a la famosa mansión azul, nos adentramos en un bonito paseo por el bosque de un kilómetro aprox. hasta que llegamos a la fachada de la casa rodeada por uno de nuestros muchos enemigos: las zarzas, después de apartar unas cuantas, seguimos rodeando la casa hasta que llegamos a la entrada principal.
El único acceso disponible (en ese momento) era una ventana a un metro aprox. del suelo, pero solo estaba roto un rectángulo de 30x20 cm aprox. de esa ventana.
Iba a ser chungo entrar y teníamos que hacer contorsionismo, pero ya que habíamos llegado hasta allí ibamos a entrar si o si (aunque nos quedaramos atascados y haciendo el chorizo parrillero XD) el tanque del equipo hizo su trabajo, nos cogió en brazos uno a uno,
primero entré yo, entré con los pies por delante, haciendo la croqueta y girando conseguí entrar, así sucesivamente hasta que entramos los cuatro, para salir fue otra odisea...
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En la planta baja, nos dio a entender que era donde vivía el personal de servicio, con habitaciones más "pobres" con la cocina y un par de salones o salas de estar.
Dicen que perteneció a un alto cargo del ejercito, él y su familia emigraron a Brasil, dejando la mansión en el olvido.
Una vez dentro nos encontramos con esto...
En la planta intermedia, se veía que había más poder adquisitivo.
Cuando fuimos nosotros nos encontramos el piano roto y tirado en el suelo, semanas antes, personas que no respetan nada lo habían destrozado...
A la hora de salir de la mansión, fue una autentica odisea, cada uno de nosotros nos quedamos atascados en la ventana a su manera, parecía que la casa estaba pariendo. Menos mal que la mansión estaba alejada de la civilización...
Dar las gracias a las personillas que estuvieron conmigo, sois geniales, sin vosotros no hubiese sido posible.
Espero que os haya gustado.
¡Nos vemos en la próxima entrada!
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