En esta ocasión nos encontramos en tierras portuguesas, teníamos muchísimas ganas de visitar esta mansión, es una visita obligada si viajas a Portugal.
Conseguimos cuatro días libres y aprovechamos para hacer este viaje tan especial y cansado pero a la vez muy satisfactorio.
Esta impresionante mansión data de 1910, pertenecía a un matrimonio de Vizcondes emigrantes de Brasil que poseían una empresa farmaceútica, cuando el Vizconde murió pocos años después de construir la mansión, su mujer la Vizcondesa pasó a hacerse cargo de la empresa de su marido, siendo una de las primeras mujeres en liderar su propia empresa, tuvieron 11 hijos y cuando la Vizcondesa murió ninguno de sus hijos quiso hacerse cargo de la mansión, quedando en el olvido hasta el día de hoy.
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Habíamos decidido que entraríamos a la mansión antes de que amaneciera, porque estaba en una zona algo transitada y la policía estaba muy pendiente, además nos habían dicho que el acceso fácil ya no existía, ahora había que saltarse la valla por un lateral. No nos lo pensamos y saltamos (unos con más dificultad que otros...íbamos cuatro).
Una vez dentro del recinto aún nos podían ver desde fuera, así que rápidamente localizamos la entrada, una ventana a casi dos metros de altura, con la ayuda estrátegica de un hierro a modo de escalera accedimos al interior.
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Existe una leyenda urbana del famoso caballo sin cabeza que se encuentra en el interior, más adelante os la cuento.
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Como dato curioso, venía gente de otros países a visitarla (urbex y no urbex) y hasta hacían "visitas guiadas", actualmente se encuentra muy deteriorada y se están hundiendo los suelos, aparte de la cantidad de robos que ha habido a lo largo de estos años, tuvimos la gran suerte de verla en pie.
Este abandono es hasta la fecha el más antiguo que hemos visitado, y al acceder al interior fue como transportarse a otra época.
Subamos arriba
En el ala Este se encontraba este porche-cenador
Cuenta la leyenda que una de las primeras personas que entraron a esta mansión después de ser abandonada, hizo un reportaje de fotos con una modelo y cuando terminó, decapitó al caballo para que nadie más tuviera esa foto y escondió su cabeza en algún lugar de la mansión, a día de hoy nadie la ha encontrado. ¿Verdad o mentira? Nunca se sabrá.
En el ala Oeste contaba con una pequeña capilla
Por último bajamos al sótano
Carroza aplastada...
No pudimos ver la última planta ya que la escalera estaba caída y no se podía subir y tampoco queríamos arriesgar demasiado, creeemos que esa planta era la de servicio, por otros reportajes que vimos.
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Como anécdota final, lo primero que la puerta principal estaba abierta después de saltar por una ventana y lo segundo nos disponiamos a salir del recinto de la mansión sobre las 8 de la mañana y nos dimos cuenta que un coche de la policía estaba parado justo enfrente de nosotros (nos vio de sobra) al darnos cuenta, nos encondimos como pudimos detrás de los setos, estuvimos escondidos unos minutos que se nos hicieron eternos, pensando si nos habían visto y como les íbamos a explicar que estabamos haciendo, por suerte el coche se fue y aprovechamos para salir lo más rápido posible.
Nos habiamos merecido el desayuno más que de sobra.
Nunca imaginé que llegaría a entrar a esta mansión y poder disfrutarla aunque haya sido tarde.
¡Hasta la próxima!
