sábado, 14 de diciembre de 2019

La casita del jabalí

Esta casita tan peculiar nos la encontramos de casualidad de camino hacia otro abandono. Las cristaleras del salón y la puerta trasera estaban rotas y pudimos acceder sin ningún problema.
Era una casita muy pequeña pero con mucho encanto, constaba de dos plantas, con una cocina-salón, una habitación y un cuarto de baño.
Espero que os guste.
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Subamos arriba...












¡Nos vemos en la próxima!


domingo, 10 de noviembre de 2019

La casita del 85

Esta pequeña casita decadente nos la encontramos de casualidad, estaba la puerta abierta de par en par en mitad de una carrtera convencional, aparcamos el coche donde no estorbara y nos adentramos a su interior. 
Su último año de vida según el calendario de la cocina fue en 1985. No pudimos averiguar nada más de esa casita. Estuvimos muy poco tiempo e hicimos poquitas fotos, estaba diluviando, la cámara mojándose y temiamos que se nos cayera la casa encima.

Nada más entrar nos encontramos con un pequeño salón, con la mesa puesta y todo comido por la humedad que había dentro.




Se comunicaba con la cocina que estaba llena de cacharros.




La cocina se comunicaba con una especie de despensa-almacén o un ¿bar? no lo conseguimos descubrir.


Subimos arriba por el lado de la pared, con mucha precaución y cuidado, las escaleras eran de madera y a cada paso que dábamos crujian y se hundia. Conseguimos subir, pero el suelo estaba aún peor.


Yo, al pesar menos, me adentré con cuidado a las habitaciones.
En esta habitación la cama iba a terminar en el piso de abajo, es cuestión de tiempo.


Aquí se observa mejor el suelo de esa habitación como estaba.


Seguimos por las demás estancias...
Esta habitación era la que mejor estaba, aún con la ropa colgada en el armario.



La última habitación que me pude asomar fue esta, la mitad de la cama estaba en el piso de abajo la otra mitad arriba.
Lo que no vimos fue ningún baño, me imagino que estaría al final del pasillo que no pudimos acceder.


Este es el tipo de casas que nos encanta visitar, la decadencia por el paso del tiempo, sin vandalizar.
Al salir nos sentimos un poco ñoños y con nostalgia, era una casita antigua que lo más probable fallecieran los dueños y se quedó en el olvido.
¡Nos vemos en la próxima!

domingo, 27 de octubre de 2019

La mansión azul

5 de enero del 2019, nuestro primer y mítico viaje urbex a Portugal, era mediodía, nos dirigimos a la famosa mansión azul, nos adentramos en un bonito paseo por el bosque de un kilómetro aprox. hasta que llegamos a la fachada de la casa rodeada por uno de nuestros muchos enemigos: las zarzas, después de apartar unas cuantas, seguimos rodeando la casa hasta que llegamos a la entrada principal.
El único acceso disponible (en ese momento) era una ventana a un metro aprox. del suelo, pero solo estaba roto un rectángulo de 30x20 cm aprox. de esa ventana. 
Iba a ser chungo entrar y teníamos que hacer contorsionismo, pero ya que habíamos llegado hasta allí ibamos a entrar si o si (aunque nos quedaramos atascados y haciendo el chorizo parrillero XD) el tanque del equipo hizo su trabajo, nos cogió en brazos uno a uno,
primero entré yo, entré con los pies por delante, haciendo la croqueta y girando conseguí entrar, así sucesivamente hasta que entramos los cuatro, para salir fue otra odisea...
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Dicen que perteneció a un alto cargo del ejercito, él y su familia emigraron a Brasil, dejando la mansión en el olvido.
En la planta baja, nos dio a entender que era donde vivía el personal de servicio, con habitaciones más "pobres" con la cocina y un par de salones o salas de estar.
Una vez dentro nos encontramos con esto...









En la buhardilla había más estancias, también pudimios deducir que en años posteriores fuera una especie de hospdaje/hospital para personas del ejercito y su familia.








En la planta intermedia, se veía que había más poder adquisitivo.














Cuando fuimos nosotros nos encontramos el piano roto y tirado en el suelo, semanas antes, personas que no respetan nada lo habían destrozado...



Nos tiramos cerca de las tres horas metidos en aquella mansión, disfrutando de cada rincón.
A la hora de salir de la mansión, fue una autentica odisea, cada uno de nosotros nos quedamos atascados en la ventana a su manera, parecía que la casa estaba pariendo. Menos mal que la mansión estaba alejada de la civilización...
Dar las gracias a las personillas que estuvieron conmigo, sois geniales, sin vosotros no hubiese sido posible.
Espero que os haya gustado.
¡Nos vemos en la próxima entrada!